James Cameron explicó por qué Arnold Schwarzenegger y Linda Hamilton fueron “responsables” del fracaso de Terminator: Destino oculto


En plena promoción de Avatar: el camino del agua de James Cameron también se toma un tiempo en las entrevistas que brinda para hacer un repaso por su filmografía y las películas que produjo.
En diálogo con Deadline, el realizador recordó el film de 2019 de Tim Miller, Terminator: Destino oculto, y culpó a la edad de sus protagonistas, Arnold Schwarzenegger y su exesposa, Linda Hamilton -quien en ese momento tenían 72 y 63 años, respectivamente- por el fracaso comercial del largometraje que funcionaba como una secuela directa de Terminator (1984) y Terminator 2: el juicio final (1991). “Se convirtió en la película de Terminator para tus abuelos”, deslizó sobre el film que lo tuvo como productor y que recaudó 261 millones a nivel mundial, algo que anuló la posibilidad de expandir el universo con una nueva entrega.
Por otro lado, brindó detalles de cómo la producción no estuvo bien concebida desde el inicio. “Creo que el problema, y voy a asumir esto, es que me negué a hacerla sin Arnold. Tim [Miller] no quería a Arnold, pero dije: ‘Mira, no quiero eso. Arnold y yo hemos sido amigos durante 40 años’ y podía escucharlo diciéndome: ‘Jim, no puedo creer que estés haciendo una película de Terminator sin mí’. Simplemente no significó mucho para mí hacerla, pero dije: ‘Si ustedes pudieran ver el camino claro para traer de vuelta a Arnold, luego, ya saben, estaría feliz de participar”, explicó.
Sin embargo, el panorama se complicó cuando Miller propuso tener a Hamilton de regreso también. “Tim quería a Linda”, recordó Cameron. “Y lo que pasó es que la película podría haber sobrevivido el tener a Linda en ella, creo que podría haber sobrevivido el tener a Arnold en ella, pero cuando pones a Linda y a Arnold… Ella está en sus 60, él en sus 70, y de repente no era tu película de Terminator, ni siquiera era la película Terminator de tu papá, era la película Terminator de tu abuelo”, disparó sin vueltas. Asimismo, el director de Titanic aseguró que no contemplaron ese factor: “No vimos eso. A nosotros nos encantó, pensamos que era genial, que estábamos haciendo esta especie de secuela directa de una película que se estrenó en 1991, pero las audiencias jóvenes que van al cine no habían nacido (…). Fue solo nuestra propia miopía. Nos emocionamos demasiado y creo que esa fue la lección”.